Turismo y residuos: gestión del impacto ambiental

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Cuando practicamos turismo generamos un impacto ambiental considerable, cuyo peso es importante especialmente teniendo en cuenta la cantidad de flujo turístico que se da en la actualidad. Así, este impacto sobre el medio ambiente va desde el desgaste del patrimonio o la contaminación por combustibles hasta lo que nos atañe en este artículo: los residuos que dejamos a nuestro paso.

Restos visibles de la huella humana y sus residuos en un flujo de agua de la costa
Restos de la huella humana y sus residuos en un acceso al agua

El impacto ambiental del turismo

Las actividades humanas, en la más amplia visión de las mismas, modifican el medio ambiente de forma generalmente perjudicial. Esto es lo que se denomina impacto ambiental. Este impacto, vinculado a actividades concretas, vendrá determinado por múltiples factores, que serán los que lo definan.

Cuando hacemos turismo hay diferentes tipos de impacto ambiental posibles. Por ejemplo, aquel derivado de la necesidad del uso de medios de transporte para alcanzar nuestro destino, los cuales van a contaminar en mayor o menor medida.

Otro tipo de impacto ambiental es el que va asociado al número de personas que visitan un hábitat natural determinado. El hecho de que en lugares donde habitualmente hay poca o ninguna presencia humana aparezcan cientos de personas implica alteraciones en el medio ambiente a múltiples niveles. Se podrían causar molestias a las especies animales de la zona, producir residuos derivados de las actividades humanas (envoltorios, envases, colillas, productos higiénicos…), muertes no naturales de individuos vegetales o animales, compactación del suelo, etc.

En la mayoría de los casos la aparición de este impacto ambiental es imposible de eliminar totalmente, pero sí está a nuestro alcance el minimizar su magnitud. Así, podemos escoger medios de transporte menos contaminantes, por ejemplo.

Y, en cuanto a los medios naturales, podemos comportarnos de forma responsable, gestionando de manera adecuada nuestros residuos. Esto se puede apreciar en zonas protegidas, como las Islas Atlánticas de Ons y Cíes, donde no está permitido dejar ningún tipo de residuo (todo lo que llevas tienes que traerlo de vuelta contigo) y no se puede coger ningún animal o vegetal. Y, por supuesto, tampoco se pueden dejar atrás: ¡no queremos que aparezcan especies invasoras!

Los residuos en el mar

Tal como sucede en tierra, el mar no es ajeno a sufrir el impacto ambiental originado por las actividades humanas. Los residuos son muy visibles al navegar, y por eso queremos centrarnos en este asunto.

Desde Marabaixo queremos hacer hincapié en la necesidad de que los que somos usuarios de embarcaciones estemos concienciados más que nadie con la problemática del vertido de residuos al mar.

Al estudiar la historia de la humanidad queda comprobado que desde los inicios de la civilización se vertieron deshechos al mar, pero no fue hasta el siglo XX que se ha convertido en un verdadero problema.

Hay varios motivos que dieron lugar a este aumento de la importancia de la problemática de los residuos en los océanos. Por un lado, el rápido incremento demográfico mundial, por otro, el aumento de la industria y el desarrollo de materiales derivados del petróleo (por ejemplo, plásticos) que tardan en descomponerse cientos de años y son cada vez más demandados. Así, al vincularse ambos factores, con más gente que cada vez demanda y tira cada vez más productos, se hace notable un problema del que todos somos conscientes en la actualidad: todo lo que desechamos acaba en los océanos.

De esta forma, no hay día que salgamos a navegar y no nos encontremos con la visión de residuos flotantes. O que vayamos a pasear por los márgenes de un río para encontrarnos restos de todo tipo. O recorremos nuestras playas para ver espuma densa, prueba de la contaminación existente, y envases flotando en las olas.

A veces estos desechos se agrupan formando masas flotantes, que tienen su máximo exponente en la denominada “Isla de plástico del Pacífico” o “Gran mancha de basura del Pacífico”. Está localizada entre Hawái y California y tiene una extensión estimada de cientos de miles de kilómetros cuadrados. Fue descubierta en 1997 y está formada por botellas de plástico, restos de calzado y juguetes, microplásticos, equipos de pesca y un larguísimo etcétera.

Estos desechos son visibles, e al estar agrupados, son relativamente fáciles de detectar. Pero debemos tener en cuenta que muchos más estarán suspendidos en la columna de agua y cubriendo los fondos marinos.

Estos residuos no son sólo un problema estético, sino que son un grave riesgo para la fauna que tanto nos gusta observar en nuestras travesías. Desde siempre se nos ha advertido del riesgo que suponen las argollas de plástico de las latas, en las que se quedan atrapados peces y tortugas marinas. O de las enormes cantidades de plásticos que se encuentran en los estómagos de animales, como las ballenas o las aves marinas.

Pero en la actualidad se está dando la alarma de una consecuencia aún más grave, la transmisión de microplásticos a lo largo de la cadena alimenticia. Estos microplásticos son producidos al irse deshaciendo y descomponiendo los elementos plásticos más grandes, quedando, por ejemplo, una pequeña bolita como muestra de una colilla. Son residuos ingeridos por los animales, para pasar a otros animales que se alimentan de ellos. Esto incluye a las personas, cuyos riesgos en la salud están siendo investigados en la actualidad.

Qué hacer para reducir el impacto ambiental de nuestros residuos

Aunque el problema de los residuos y su impacto es global, cualquier gesto que hagamos puede ayudar a mitigarlo. Así, cuando navegamos debemos cuidar lo que nos rodea, evitando tirar desechos al mar y, en cambio, devolver todo a tierra para allí depositarlos en los contenedores apropiados.

De la misma manera, podemos recoger aquellos restos que nos encontremos durante nuestro viaje. Por eso mismo, cuando en nuestra embarcación utilizamos envases para nuestras degustaciones, después debemos guardar los restos de forma segura hasta nuestra vuelta a tierra. Buscamos evitar, de esta manera, que caigan al mar ni tan siquiera en caso de marejada.

Esto incluye también a las colillas, que mucha gente tiraba por la borda pensando que no causarían ningún problema debido a su pequeño tamaño, cuando en realidad es todo lo contrario, ya que son de fácil ingestión de peces de tamaño medio y son muy poco biodegradables, permaneciendo en el medio durante muchísimos años.

Otro desecho que afecta mucho al ecosistema marino, y muy relacionado con la navegación, son los aceites y combustibles derivados del petróleo que se vierten en él. Estos vertidos se deben habitualmente a fugas en las tareas de carga de combustibles o en la limpieza de embarcaciones. Por lo tanto, debemos tener especial cuidado en las tareas de mantenimiento de nuestras embarcaciones, ya que la capa superficial que forman estos residuos es mortal para el plancton, base de toda la cadena alimenticia marina.

Finalmente, podemos contribuir diariamente a luchar contra este problema modificando nuestros hábitos de consumo. Es importante reducir nuestra producción personal de residuos y gestionar los que generemos de manera adecuada, depositándolos en los contenedores correctos. De esta forma ayudamos a mejorar la eficacia del sistema de gestión de residuos implantado en nuestro ayuntamiento, ya que cualquier desperdicio vertido indebidamente en tierra es muy probable que acabe en el mar, sobre todo en localidades costeras.

Para finalizar…

Recordad seguir unos pocos detalles en vuestros viajes, tanto navegando como disfrutando del paisaje que nos rodea:

  • Trata de dejar tras de ti el mínimo rastro posible. Lleva de vuelta contigo todo lo que lleves.
  • Ten cuidado de los seres vivos que te rodean, tanto vegetales como animales.
  • Mantén las embarcaciones, en caso de que tengas, en buen estado para reducir la huella que deje tras de sí y realiza las tareas de mantenimiento con el máximo cuidado posible para evitar vertidos al medio.
  • Utiliza transporte público o aquel de mínimo impacto sobre el ambiente.
  • ¡Recicla, reutiliza y reduce tu huella!

Así, juntos podemos mantener nuestros mares en las mejores condiciones posibles. No sólo por nosotros o por la naturaleza, si no para que las generaciones venideras puedan disfrutar de este maravilloso recurso que se nos ha dado sin pedir nada a cambio.

Si quieres aprender y participar en actividades sobre la gestión de residuos y la limpieza de nuestras costas y, con esto, de nuestros mares, puedes consultar las actividades de voluntariado de Adega, entre las que se incluyen la limpieza de playas y ríos.